El Consuelo de mi Suegra
Datte: 08/06/2019,
Catégories:
Inceste / Tabou
Mature,
Anal
Auteur: AkuSokuZan, Source: xHamster
... interesa por tu bien, el de mi hija y el de la propia bodega.
El interfono hizo un ruido y mi jefe lo pulsó esperando respuesta. Yo aproveché para observar las vertiginosas curvas de su esposa con cierto disimulo, aunque ella volvió a pillarme encandilado absorto en ese par de tetas que parecían salirse por el canalillo…
- Don Ernesto, los clientes ya están en la sala de reuniones. - dijo la voz de la secretaria.
- Gracias, sírvales el reserva del 96 y enseguida voy.
- ¿Son los italianos? - preguntó Mónica.
- Sí, déjame que empiece con ellos diez minutos y luego te acercas tú. Ya sabes...
- ¿Sólo diez minutos?
- Bueno, espera quince y luego te acercas. - terminó Ernesto.
Estaba claro que Mónica, aparte de ser la esposa del jefe y directora comercial de la empresa, era algo más que eso y su esposo lo explotaba a las mil maravillas. Sus armas de mujer eran empleadas como técnica de venta y eso debía resultar bastante eficiente. Primero su marido se camelaba a los clientes con regateos, precios, volumen de compra y cuando la discusión estaba a cierto límite, ella aparecía en escena descolocando a los tipos y llevándoles a su terreno. Con semejante cuerpo y tan buenas artes no debía resultar difícil cerrar cualquier contrato por muy complicado que fuera. Quizás no funcionase siempre, pero estaba claro que cualquier hombre quedaría prendado ante aquella mujer y nosotros, ya se sabe, nos cegamos y es que… “tiran más dos tetas que dos carretas”.
- ...
... Suerte, cariño. - respondió Mónica acompañando a su esposo a la puerta al tiempo que le daba un piquito pegando su armonioso cuerpo contra el de él algo que hizo que mi polla rebotara dentro de mi pantalón y seguramente la de su marido también. ¡Qué mujer!
Tras desaparecer su marido del despacho Mónica se dio la vuelta mirándome fijamente y comenzó a caminar lentamente hacia mí, de una forma muy sensual, marcando los pasos que resonaban con esos zapatos de aguja sobre el parquet. Imponía observar a una mujer así, pero yo me hubiera quedado viéndola horas.
- Bueno, Víctor, con la sorpresa no te he dado un par de besos. – dijo sonriente.
Esa preciosa rubia se pegó a mí, juntando su pecho al mío pudiendo percibir la enormidad de su busto y su blandura apretujándose contra mi tórax. La vista se me fue al canalillo que tenía a pocos centímetros y disfruté de aquella maravillosa visión. Mis manos se fueron a su cintura que agarré más que nada para no caerme al tiempo que su blanca sonrisa me deslumbraba y esos labios carnosos me daban dos besos sonoros en los carrillos pudiendo aspirar el aroma que impregnaba aquella mujer alucinante. Tuvo que notar mi erección y su sonrisa al separarnos me lo confirmó
- Siéntate Víctor y charlemos. - me dijo al tiempo que ella subía su redondo culo sobre la mesa justo a un palmo de donde yo me sentaba.
Podía haberse sentado en el sillón, sin embargo prefirió subirse a la mesa y ofrecerme otra visión de su deslumbrante cuerpo. Cruzó las ...