1. El Consuelo de mi Suegra


    Datte: 08/06/2019, Catégories: Inceste / Tabou Mature, Anal Auteur: AkuSokuZan, Source: xHamster

    ... Ernesto.
    
    - Ah, sí, un buen hombre. Le recuerdo. Se jubiló hace cuatro años ¿no?
    
    Yo asentí, incapaz de articular palabra. Solo podía fijarme en la rotundidad de sus caderas y aquella blusa blanca tan pegada que mostraba un gran escote del que era difícil escapar. Y una vez más, ella lo sabía.
    
    - Pascual era un hombre alto y fuerte. Muy simpático y muy atractivo. - comentó Mónica refiriéndose a mi abuelo al tiempo que se humedecía los labios con la punta de su lengua.
    
    - Gracias - respondí sonriente y orgulloso.
    
    - Igual que su nieto. - afirmó mirándome de arriba a abajo.
    
    Siempre se agradece que una mujer lo piropee a uno, pero viniendo de aquella señora tan espectacular, es algo realmente increíble. No sé si cambié de color, pero yo notaba como mis carrillos ardían.
    
    - ¿Sabes que está con la niña? - intervino de pronto su marido.
    
    El rostro de ella cambió radicalmente, pues al contrario que su esposo, no debía sospechar nada y parece ser que no le gustó nada saber que yo estuviera tonteando con su hijastra. Se quedó mirando a su marido como si estuviera preparando la carta de despido conociéndole y sabiendo que su hija era más que sagrada para él.
    
    - Vaya con Sofía. - añadió Mónica dirigiendo su mirada hacia mí y volviendo a inspeccionar todo mi cuerpo que temblaba allí de pie como si me fueran a fusilar.
    
    - Bueno, ya le he dicho que debe centrarse en el trabajo y respetar a Sofía - añadió Ernesto clavando su mirada de nuevo en mis ojos.
    
    - ...
    ... Conociendo a tu hija… no sé yo si se dejará respetar… - apuntó ella con sorna.
    
    - ¡No empieces, Mónica! - le recriminó su marido.
    
    Aquella mujer, sin ser su madre, parecía conocer mejor a Sofía que su propio padre y por la forma de mirarme parecía estar diciéndome que era la pura verdad y que aquella chiquilla no era tan pura y tan inocente como la veía Ernesto. ¡Qué me lo dijeran a mí!
    
    El jefe le fue contando a su esposa toda la conversación que había tenido conmigo minutos antes, como lo de seguir aprendiendo con su hija y al mismo tiempo sacar de ella la vena más sentimental para amar al producto y sentirlo. La idea general pasaba por compartir e intercambiar conocimientos entre su hija y yo, al tiempo que se ponía en valor la calidad del producto no solo a nivel técnico. El hecho de que yo estuviera con Sofía de manera menos profesional, parecía no m*****arle tanto a su padre, aunque él evidentemente, ignoraba que no eran flirteos precisamente lo que desarrollábamos en el laboratorio entre prueba y prueba, sino que follábamos de mil maneras distintas y su hija era una auténtica loba y no la inocente caperucita.
    
    - Víctor, es importante que tengas en cuenta una cosa. - dijo de pronto mi jefe.
    
    - Dígame, Ernesto.
    
    - Es necesario que vuestra relación personal no trascienda en la bodega.
    
    - ¿Cómo? No entiendo.
    
    - Verás, yo quiero estar enterado, pero no deseo que lo sepa el resto del personal, es necesario que ocultéis vuestra relación en todo lo posible, creo que no ...
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