1. El Consuelo de mi Suegra


    Datte: 08/06/2019, Catégories: Inceste / Tabou Mature, Anal Auteur: AkuSokuZan, Source: xHamster

    ... o con su generosísimo escote. Unas veces me pasaba las tetas por la nuca, otras se apretaba contra mi espalda o hacía el truco de que la sostuviera en la silla para alcanzar un libro en una estantería que me quería mostrar, cuando lo que realmente quería era mostrarme todos sus atributos. En otras ocasiones me besaba con cierta efusividad en mis mejillas, pegando su cuerpo al mío y percibiendo mi más que considerable erección. Eran besos aparentemente fraternales, como los de una madre a su hijo, pero ambos sabíamos que eran algo más. Yo temía ser descubierto por su marido, ya que tantas veces juntos era un motivo por el que se pudiera sentir celoso. Se lo recordé a Mónica con cierto tacto y ella me dijo que no, que su marido confiaba en ella, además no pasaba nada realmente y ella sabía satisfacerle en todo Yo imaginaba que aquello de “sentirse satisfecho” con esa mujer debía ser grandioso.
    
    Una de mis muchas tardes en la biblioteca, yo estaba frente a un ordenador buscando información de botellas de la competencia y se acercó Mónica por detrás, como tantas otras veces. Recuerdo que era un día caluroso de verano y esa preciosidad llevaba un vestido veraniego floreado, de mucho vuelo y finos tirantes, corto por encima de la rodilla y como remate en sus preciosos pies unas sandalias de tacón de color rojo.
    
    − Hola Víctor, ¿Cómo estás? - dijo acercándose con sus salerosos andares hasta donde yo estaba.
    
    Colocó sus manos sobre mis hombros, pegando sus tetas en mi ...
    ... espalda. La fina tela del vestido me permitía sentir su pecho más intensamente que otras veces. Además, el olor que emanaba aquella mujer me hacía creerme en otro mundo. Feliz y dichoso de tenerla tan cerca y con eso me conformaba, aunque ella siempre me regalaba algo más.
    
    − Estoy buscando botellas de la competencia, de las más importantes para saber un poco su historia, ya sabes. - le comenté señalando el monitor.
    
    − Claro. Déjame que te ayude, que eso también lo he buscado yo muchas veces y te enseño unas páginas.
    
    Mónica se puso a mi lado y apoyando sus manos sobre la mesa se acercó para ver la pantalla pero mis ojos no separaban de sus tetas que en aquella pose parecían quererse salir por encima del escote. Tampoco pude evitar ver cómo el vestido se había subido ligeramente dándome una panorámica inédita de la parte trasera de sus muslos.
    
    En ese instante, sin tiempo a que yo reaccionara, mi musa rubia se sentó sobre mis rodillas como si fuera la cosa más natural del mundo y empezó a teclear varias direcciones en el ordenador. Yo me quedé petrificado, alucinado al ver como aquella mujer me había cogido tanta confianza como para aterrizar su hermoso culo sobre mis rodillas y poder así admirarla desde tan cerca, tener su melena rubia rozando mi cara, su estrecha cintura a un palmo de mí, su trasero perfecto apoyado en mis piernas, ver a tan pocos centímetros la fina piel de sus hombros y la de sus piernas que al estar sentada ofrecían más porción de muslo. Tenerla encima ...
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