El Consuelo de mi Suegra
Datte: 08/06/2019,
Catégories:
Inceste / Tabou
Mature,
Anal
Auteur: AkuSokuZan, Source: xHamster
... pletórica.
̶ Vale.
̶ Yo te llamo. - añadió y me guiñó un ojo a espaldas de Ernesto.
Salí del despacho tapando con la carpeta el bulto que había formado bajo el pantalón, además de la mancha y por supuesto las diminutas braguitas de Mónica.
Me metí en los servicios y allí pude sacar esa pequeña prenda. La inspeccioné detenidamente. Era un pequeño tanga negro medio transparente con encajes de flores, muy pequeño y que apenas unos momentos antes había estado en la parte más íntima de esa impresionante mujer. La prenda estaba húmeda, sobre todo en la parte que debía tapar su rajita. Llevé el tanga a mi nariz y me quedé extasiado al embriagarme con su adorable aroma.
Esa noche, evidentemente la pasé prácticamente en vela, sin poder quitar a Mónica de mis pensamientos y aspirando el olor de sus braguitas que me quedé conmigo sobre mi almohada como uno de los mejores trofeos de ese día. En mi enésima paja pensando en la madurita de mis sueños, debí quedarme dormido
Al día siguiente traté de pensar en todo lo acontecido, intentando poner cierta racionalidad al asunto, pero eran demasiadas sensaciones para digerirlas sin apenas tiempo, primero por estar metido en un lío del que casi no había podido escapar, como tampoco el hecho de tener a mi suegra en mi cabeza continuamente. Era algo que cuanto más pensaba en hacerla desaparecer de mis pensamientos, poniendo incluso la cara de mi novia en mi mente, volvía otra vez la de su madrastra. Era algo incontrolable. Todo ...
... resultaba extraño, prohibido, morboso… nada más cachondo que sentir la atracción de la mujer de mi novia.
Mónica vino a buscarme a casa muy temprano para empezar a preparar el cumpleaños especial de Sofía, que además sería nuestra presentación familiar y la petición de mano, todo un pack, que sin comerlo ni beberlo tendría en menos de 24 horas.
El deportivo negro de mi jefa era espectacular, como ella. Uno de esos coches que solo ves en las revistas y muy pocas veces por la calle, sabiendo que difícilmente podría tener uno algún día. De pronto pensé que eso podría suceder si realmente me casaba con Sofía.
Mónica se bajó del coche y volví a alucinar al verla. Estaba preciosa con una minifalda de cuero negro muy ceñida, dejando a la vista unos torneados muslos morenos. Su camiseta roja, igualmente ceñida, ofrecía un grandioso escote y sus zapatos de tacón, rojos también, realzaban la figura de aquella hermosísima mujer.
− ¡Qué guapa! - dije inconscientemente.
Ella se acercó a mí, dando pequeños pasos pues sus tacones eran de vértigo. De pronto se abrazó a mí y me plantó dos besos en las mejillas, no sin antes pegar su enorme busto contra mi cuerpo y volviendo a notar la dureza de mi polla contra su cuerpo. Nuestros abrazos y besos se habían convertido en cotidianos, de dos buenos amigos, pero mi pene no parecía acostumbrarse a eso y volvía a ponerse durísimo.
− Gracias, eres un cielo, Víctor. - respondió muy halagada supongo que tanto por mi piropo como por la ...